Justamente, vi hace unos días, que se anunciaba un especial
sobre Judas (el apóstol de Jesús que lo entregó a los romanos por 30 monedas de
plata), y de inmediato vinieron a mi mente los nombres de varios árbitros de
ingrata recordación, pero sobre todo de algunos jugadores quienes siendo ídolos
de un equipo, se vendieron sin importar nada más que el dinero, a los vecinos
de patio o a los más odiados rivales. En la liga colombiana durante tantos años
de historia, es obvio que en repetidas ocasiones, algunos futbolistas vivieron
esta situación, pero queda claro que cuando el cambio entre rivales de patio no
se dio de manera inmediata a su antagonista, las cosas no fueron tan dramáticas.
Por ejemplo, Edison Guigo
Mafla, ídolo del Cali y campeón con el conjunto azucarero en la campaña de
1996, pasó al América en el año 2001, consiguiendo dos títulos con la escuadra
escarlata. Situación similar ocurrió con Neider Yesid Morantes, quien inició su
carrera en Atlético Nacional alcanzando con el verde paisa 2 títulos en 1994 y
1999, pero a su vez, en 2004 se puso la camiseta del Independiente Medellín
ganando ese mismo año el torneo local. En Bogotá, el General Gerardo Bedoya, quién había vestido la casaca de
Millonarios entre 2006 y 2009, siendo además su capitán, aterrizó en Independiente
Santa Fe en 2011, donde se convirtió rápidamente en referente, alcanzado el
título colombiano en 2012 con el expreso
rojo.
Pero cuando el cambio de bando ocurrió de forma directa, las
cosas no siempre fueron fáciles para los jugadores, pues el corazón de los
hinchas se sintió herido en lo más profundo del amor propio y los sentimientos
nobles en muchos casos, se convirtieron en el odio futbolístico más extremo
contra los otrora ídolos. Willington Ortíz (para algunos el mejor jugador criollo
de la historia), jugó para el Deportivo Cali entre 1980 y 1982, pero en 1983 el
oriundo de Tumaco, se fue a las toldas americanas donde en cinco años, gritó
campeón cuatro veces. Por su parte, Arnoldo Iguarán, uno de los mejores
delanteros colombianos de todos los tiempos, jugó en Santa Fe solo una
temporada, pero en 1983 se fue a jugar a Millos donde se convirtió en su
segundo goleador histórico llegando a 120 goles y logrando dos títulos
nacionales. Leonel Álvarez por su parte, debutó con el Independiente Medellín
en 1983 y estuvo cuatro temporadas en el
poderoso de la montaña, no obstante en 1987 pasó al vecino verdolaga donde conquistó en 1989 la
Copa Libertadores de América. Pero en 2009, Leo volvió al DIM para salir
campeón esta vez como DT. En los 3 casos los insultos no se hicieron esperar.
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Arriba: Willington azucarero y escarlata, Leonel poderoso y verdolaga. Abajo: Bedoya embajador y cardenal. |
En Argentina, Omar Gabriel Batistuta pasó en 1990 de River
Plate a Boca Juniors, y aunque en ambos equipos duró apenas una temporada, la
ficha del traspaso del gran Batigol
se encuentra hoy en día en el museo Xeneize en la mítica Bombonera. En México,
el portero Oswaldo Sánchez, atajó entre 1996 y 1999 en el América, pero
abandonó a las águilas doradas para
irse a Las Chivas de Guadalajara, el más acérrimo rival de los americanistas,
con quien se coronó campeón en 2005.
En el viejo continente se han dado transferencias tan famosas
como ingratas, en un mercado donde los millones de euros están por encima de
odios y amores. El mexicano Hugo Sánchez llegó de la UNAM al Atlético de Madrid
en 1981, consiguiendo con los colchoneros
1 Copa del Rey y el Pichichi en la
temporada 1984-1985, pero para mala suerte del Aleti, en 1985 Hugol se
marchó al Real Madrid donde hizo parte de la famosa Quinta del Buitre, un equipo colmado de figuras con el que ganó 5 Ligas,
3 Supercopas de España, 1 Copa del Rey, 1 Copa UEFA y 4 veces más, el título de
Pichichi. En 1996, Luis Enrique que
había vestido el uniforme merengue del Real Madrid desde 1991 y donde había
ganado, 1 Liga, 1 Supercopa y 1 Copa del Rey, cambió de rumbo y se fue al Barsa, equipo del que era hincha y con
el que alzó 2 Ligas, 2 Copas del Rey y 1 Supercopa de España. En cambio el
genial danés Michael Laudrup, que había conquistado 9 títulos con el Barsa en
seis años, cambió de divisa en 1994 yéndose a jugar al Real Madrid donde en dos
temporadas logró una Liga.
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Arriba: Hugo Sánchez colchonero y merengue. Luis Enrique culé y madridista. Abajo: Batistuta xeneize y millonario. Michael Ludrup en Real y Barsa. |
Un grande como Ronaldo, se dio el lujo de vestir cuatro
camisetas históricas de eternos rivales entre 1996 y 2008. Primero formó parte
del Barcelona FC, pasó al Inter de Milán, luego fue fichado por el Real Madrid
y tiempo después recaló en el AC Milán, en éstos años ganó desde Ligas locales
hasta 1 Copa Intercontinental. En Italia, el siempre incontrolable Mario
Balotelli ha dado nuevamente de que hablar, pues aunque había iniciado su
carrera profesional con el Inter donde obtuvo 5 títulos oficiales en cuatro
años, retornó a Italia a comienzos de 2013 (después de un accidentado paso por
Manchester City), para vincularse al AC Milán, escuadra de la que El Loco ya se había declarado hincha
cuando aún jugaba para los nerazzurri.
En Inglaterra, el imparable Carlitos Téves, dio el salto del Manchester United
al Manchester City, y aún cuando en ambos ganó títulos de gran importancia, hoy
es enemigo declarado de la fanaticada de Old Trafford.
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Izquierda y Centro: Ronaldo con 4 camisetas históricas Derecha: El Apache Tévez con las camisetas de la ciudad de Manchester. |
Una de las transferencias más polémicas de la historia,
ocurrió cuando el crack portugués Luis Figo, dejó el Barcelona (club donde era capitán
e ídolo indiscutido y donde en cinco años había ganado 2 Ligas, 2 Copas del
Rey, 1 Supercopa de España, 1 Recopa y 1 Supercopa de Europa), para partir al
Real Madrid. En el verano del 2000, aunque durante varias semanas se especuló
que el capitán culé se podía ir al equipo madridista, él mismo lo negó
repetidamente, pero al final el gran Figo prefirió irse al Real donde durante
cinco años, hizo parte del llamado equipo de los galácticos, con el que ganó todo lo que jugó. Los hinchas
barcelonistas jamás perdonaron al ex capitán blaugrana y lo declararon enemigo público. Hasta ese momento era la
transferencia más cara de la historia, tazada en 60 millones de euros.
Cruel regreso de Figo al Camp Nou, vestido de merengue!
Es cierto que hoy en día el dinero manda en el mundo del
fútbol, y en general en la vida misma, por lo que el corazón del hincha corre
peligro permanentemente cuando algún ídolo propio se cotiza y algún rival
poderoso puede llegar y poner varios millones sobre la mesa para comprar el
talento del crack amado y llevárselo de un día para otro sin que importe nada
más. Y con tanto dinero rondando, se hace cada vez más improbable que un
jugador talentoso sea fiel a un solo club durante toda su carrera deportiva,
así, casos como los de Maldini, Totti, Xavi, Iniesta o Gerrard son cada vez más
escasos. Yo como hincha, confío en que
mis ídolos jamás me traicionen yéndose a un rival histórico, eso
automáticamente los convertiría en Judas nativos. Pero si por cosas del destino
un jugador con escasas condiciones se infiltra un día cualquiera en mi equipo
del alma, el club reaccione rápidamente y lo preste, lo ceda, lo venda, lo
canjee, lo regale o lo permute al rival de siempre, porque no hay mayor dicha
que ver un jugador limitado, enojando al vecino de patio semana a semana.