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Alianza ganó en la tanda de penales su ascenso frente al América. |
A mediados de le década del 60, se
trató de implantar un torneo de segunda división, pero diferencias entre la
Adefútbol y la Dimayor (ambas asociaciones peleaban por el control del torneo
profesional y también por el reconocimiento de la FIFA), no permitieron que la
iniciativa llegara a buen puerto. En los años siguientes se desarrollaron
certámenes con equipos amateur de algunas regiones del país como Valle del
Cauca o la costa atlántica, contando además con las reservas de la mayoría de
equipos profesionales. El tema no trascendió y simplemente se cuenta como una
anécdota más de nuestro fútbol.
Sin embargo en 1991, la empresa
privada a través del banco Concasa, se vinculó con la Dimayor para patrocinar
el torneo de la primera B, el cual desde ese año se ha desarrollado hasta la
actualidad de manera ininterrumpida, aunque ha cambiado de patrocinadores
algunas veces. El modelo de descenso–ascenso fue entonces una realidad, y por
primera vez, los hinchas comenzamos a ver que ya era viable la posibilidad de
que los equipos llamados grandes, pudieran en algún momento bajar a la segunda
división. El primero en ascender con el nuevo sistema, fue el Envigado FC que
ya para 1992 fue parte del campeonato colombiano.
Escudo del equipo bogotano Club Deportivo El Cóndor. |
Una cosa para destacar, es la
posibilidad que dio el torneo de ascenso a muchas regiones donde no había
anteriormente fútbol profesional, para que fueran parte de la fiesta, como lo
hiciera por ejemplo el Atlético Huila a partir de 1993 en su primera etapa de
la A (y para felicidad de dos primos míos opitas, que hasta ese entonces le
hacían fuerza al América y al Cali respectivamente). Entre los equipos pioneros
de la segunda división recuerdo a la mayoría de ellos por el álbum de Fútbol
91, como Academia Bogotana, Cóndor, Alianza Llanos, Dinastía, Ríonegro,
Deportivo Armenia o Buenaventura. Coincidencia o no, uno de los primeros socios
de la B en esos años, fue el Alianza Petrolera, que hoy 20 años después por fin
logró el ascenso a la categoría A.
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Uno de los pioneros de la B, Alianza Llanos de Villavicencio. |
Pero 2013, será sin duda el año en
que más equipos con origen en la Primera B, participarán de La Liga Postobón,
pues estarán Equidad Seguros, Boyacá Chicó, Atlético Huila, Alianza Petrolera,
Envigado FC, Itagüi FC, Deportivo Pasto y Patriotas. Equipos tradicionales de
la A, bajaron en algún momento, pero lograron subir rápidamente como el
Deportes Tolima, sin embargo, otros históricos se fueron a segunda y a la fecha
permanecen en ella, como Atlético Bucaramanga, Unión Magdalena, Deportivo
Pereira y América de Cali, que definirá en estos días en la promoción si
permanece un año más en segunda o si le cede su indeseado puesto al Cúcuta
Deportivo.
Con estos antecedentes, el descenso
es una tensa realidad y cualquiera de los llamados grandes, si se descuida o se
confía (como le pasó al América), bajará a la incómoda y siempre difícil primera
B. Allí los patrocinios no son nada jugosos, las asistencias a los partidos se
dan en reducido número y en muchos casos, hasta debe viajarse en bus todas las
semanas, sin importar que los trayectos exijan atravesar de un lado a otro el territorio
nacional. No les voy a decir que me resulta más atractivo un clásico Alianza Vs Itagüi que un Pereira Vs Once Caldas,
o que será más candente un Santa Fe Vs Pasto que un tradicional Santa Fe Vs
América, o que en un cuadrangular Envigado Vs Millonarios llevará más gente que
un Unión Magdalena Vs Millonarios. Pero acaso, ¿La culpa es de los equipos
chicos, que con suficientes méritos manejan ordenadamente sus finanzas, ganan
el ascenso y poco a poco han colonizado nuestra otrora intocable primera
división?, la respuesta tajante es: No!
La culpa en realidad es de
aquellos equipos que han perdido el rumbo en manos de directivos
inescrupulosos, que buscando solamente réditos económicos para su propio
beneficio, han desangrado desde lo administrativo a grandes instituciones, o al
menos, a tradicionales equipos como el Ciclón
Bananero (Unión Magdalena), que incluso fue campeón de Colombia en 1968 y
que siempre era un animador permanente del torneo de primera división, pero que
desde 2005 deambula por la categoría B sin encontrar aún la ruta de regreso a
su noble lugar de origen.
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Escudo del querido Unión Magdalena de Santa Marta. |
Es cierto que el torneo es
emocionante, quizás por su injusto sistema de cuadrangulares/torneos cortos,
que a partir de 2002, dio por primera vez la oportunidad a equipos “chicos” de
proclamarse campeones, pero son las reglas del juego y hay que saber adaptarse
a ellas, hoy en día nadie gana de camiseta, nadie mete miedo por un estadio
lleno y mucho menos por hablar sobre títulos de épocas más gloriosas, que actualmente
descansan en amarillentos diarios de museo. La lucha por el descenso–ascenso
está a la vuelta de la esquina, el que siga pensando que es intocable por ser
“grande”, que hable con América, con River Plate, con Atlético de Madrid, o con
Palmeiras, para que le cuenten que no hay enemigo pequeño, que nadie gana antes
de jugar en la cancha y que lo más difícil no es bajar sino volver a subir,
sobre todo si toca hacerlo en flota.
Cortesía Imágenes:
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A pesar de contar con figuras como Valdivia o Barcos, Palmeiras descendió hace unas semana en Brasil. |
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