Nunca he entendido muy bien, por qué razón
en Latinoamérica, pero especialmente en nuestro país, la gente no solo tiende a
ponerle a los hijos nombres extranjeros condimentados con apellidos criollos,
sino que en algunos casos retando a las buenas costumbres y al diablo, también
bautizan la prole con apellidos extranjeros pero usándolos como nombre de pila.
Lo mejor del cuento, es que no contentos con estas recetas antroponímicas (la
ciencia que estudia el origen de los nombres), el colombiano promedio para
darse caché, se inventa simplemente nombres que no tienen ni explicación, ni
ortografía, ni pies, ni cabeza, ni razón de ser.
Esto de los nombres raros es algo que desde
mis años de infancia ya me generaba cierto morbo (no solo porque en la TV
Colombiana de los 80s, Jorge Barón TV transmitía una sección llamada el Sin
Tocayo, donde gente de todo el país se inscribía enviando la fotocopia de la
cédula, con la esperanza que ningún otro paisano tuviera su nombre para ganar “lindos
premios”), sino que además, en mi colegio algunos alumnos aparecían cada tanto
para engrosar la misma lista, de haberlo querido.
Concurso El Sin Tocayo, de Jorge Barón Televisión.
Recuerdo a un niño que estudió conmigo por
allá en tercero de primaria, su papá era holandés y su mamá valluna, se llamaba
Robert Brent Harding Carvajal, obvio, todos le decían Carvajal. También viene a
mi mente el hijo de un portero en una conocida empresa donde trabajó mi papá
empezando la década del 90, que se llamaba Johan Sebastián Chisgátiva, o el de
un compañero que se graduó conmigo del colegio que se llamaba Jhonny Eric Walker
Palacios (no estoy jodiendo)! y claro, evoco con algo de temor, a mi Profesor
de Historia Económica Colombiana (ya en la Universidad), un costeño
dicharachero pero rabón como ningún otro, que se llamaba Elber Verdugo, o como
le decíamos todos: El Verdugo! Siempre nos preguntamos qué tipo de venganza
quería tomar el papá de Elber para crucificarlo de por vida con semejante
herencia.
Y si hacemos memoria, el fútbol profesional
colombiano desde que me conozco, ha sido una fuente interminable de nombres
extraños, ni qué decir de los apodos (pero eso da para otro capítulo). Puedo
recordar por ejemplo nombres muy poco convencionales de jugadores ya retirados
o al borde del retiro, como Dorian Zuluaga, Astolfo Romero, Maler Tressor
Moreno, Jhonier Montaño, Arley Dinas, Jefrey Díaz, Kevin Rendón, Freddy
Indurley Grisales, James Cardona, Jerson González, Giovanni Cassiani, Kilian
Virviescas, Neider Morantes o Farley Hoyos, entre otros.
El querido Totono Grisales y su peculiar celebración en la Copa América 2001.
En estos casos, de haber estado en los
zapatos de tan nobles glorias del rentado nacional, con todo respeto y haciendo
honor a la verdad, hubiera preferido dado el caso, cambiarme el nombre y usar
uno artístico, así como lo hicieron en su momento Gladys Caldas (Claudia de Colombia),
Elmer Figueroa Arce (Chayanne), Gloria María Milagrosa Fajardo (Gloria Estefan),
Mario Luis Kreutzberger (Don Francisco), o Miguel Américo Belloto (Miguel Varoni).
Chayanne, o Elmer Figueroa Arce, su nombre real.
En este punto, me di a la tarea de
reconfirmar si en la actualidad, esta disparatada práctica de los nombres insólitos
sigue estando vigente en el ADN de nuestro fútbol, los resultados son simplemente
para chuparse los dedos:
-Deportivo
Cali:
Helibelton Palacios, Jhon Janner Lucumí, Eduard Caicedo, Harrinson Mojica, Brandon
Agudelo, Jean Pierre Angulo.
-Atlético
Nacional: Sherman Cárdenas, Macnelly Torres, Marlos Moreno, Rodin Quiñonez,
Brayan Rovira.
-Independiente
Medellín: Marlon Piedrahita, Johan Arango, Faider Burbano, Didier Moreno.
-Deportivo
Pereira: Alí Rodolfo Reyes
-Cortulúa:
Jown Cardona, Mayer Andrés Candelo, Heinsen Izquierdo.
-Once Caldas: Stiven Alzate, Wiston
Cifuentes, Harrison Henao, Franklin Lucena
Karol García.
-Millonarios:
Macallister Silva, Lewis Ochoa, Deiver Machado.
-Equidad: Stalin Motta, Dhawlin
Leudo, Roger Torres, Dager Palacio, Amaury Torralvo, Geovan Montes.
-Pasto:
Cléider Alzate, Yoiver González, Mairon Quiñonez.
-Junior:
Josimar Gómez, Jarlan Barrera, Edinson Toloza, Yony González, Deivy Balanta, Yorleys
Mena.
Dejé para el postre al Envigado FC, que cuenta no solo con el veterano Breiner Castillo, y
con Venji Castrillón (si con V y no con
B), sino que presenta en su nómina de 2016 a Michael Nike Gómez, a quién su padre quiso ponerle Michael Knight
en homenaje al personaje protagónico de su programa favorito de la época “El
Auto Fantástico”, pero por error o capricho del notario, el Knigth quedó
cambiado de un solo tajo por Nike, como la marca de ropa deportiva. Menos mal
el papá era fanático de El Auto Fantástico y no de Guardianes de la Bahía,
porque capaz que el notario le hubiera terminado poniendo a la creatura Mitch
Buchanan’s Gómez o algo semejante…..Dios nos ampare!
Michael Knigth, personaje protagónico de El Auto Fantástico.
Ante semejantes antecedentes bautismales, y
con tremendo presente notarial de nuestros futbolistas, no resulta extraño que
cifras recientes de la Registraduría Nacional, den fe, que alrededor de 1.000
colombianos sean considerados “Sin Tocayo”, y nombres como Bunkuaringumu, Lindemeyer,
Dositeo, Elyn Romeo, Euro Jesús y Yiliso seann apenas algunos ejemplares, de la
infinita creatividad de las más recientes generaciones progenitoras. Eso sí, a
mi jamás se me va a borrar de mi inocente mente, aquel Sin Tocayo que vi ganar
en vivo por allá en los 80s, el buen hombre se llamaba Chibraufrime, no me
pregunten por qué lo recuerdo hasta hoy, pero es de esos datos inútiles que una
vez almacenados en la cabeza, no se van más, así como el nombre de Elber Verdugo
o el nombre de pila del segundo Puchis en Dejémonos de Vainas: Carlos de la
Fuente.
No sé si ustedes ya tienen descendencia, de ser así, espero de todo corazón que no le hayan puesto nombres a sus hijos que fomenten
el bullying desde Pre Kinder hasta el
día en que se conviertan en nobles oficinistas; pero si aún no han tenido retoños, cuando se decidan, recapaciten y háganle un homenaje a su futbolista favorito cuando bauticen los herederos, eso sí, dando por
sentado que su ídolo no se llama Mayer Andrés.
Revista
Zape Pelele No. 7
www.denunciando.com
Excelente recopilación de "sin tocayos".Mi abuela tuvo un primo que se llama Serolf: flores al revés. El papá debió ser ambientalista extremo, pero por más curioso que este sea no lo veo superado por los casos clínicos de los padres de futbolistas colombianos. Pobres niños, siquiera son famosos
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar