lunes, 4 de junio de 2012

Las Gramas Quiebrapatas

La fecha de la eliminatoria suramericana del anterior fin de semana dejó en mi mente varias apreciaciones de todo tipo.

La primera que el seleccionado Argentino enchufado está a otro nivel dentro del certamen; la segunda que Venezuela peleará cupo al mundial, mano a mano con varios de los seleccionados sin temor alguno; la tercera que Pekerman ya empezó a mostrar la seriedad con la que asumió su cargo en la selección Colombia y que con él, la tricolor revivió sus aspiraciones ganando anoche en Lima; la cuarta que la altura de La Paz ya no es la ventaja natural del seleccionado boliviano, porque cuando no hay jugadores decorosos para una eliminatoria ni la altura del Himalaya dará garantías para conseguir puntos; la quinta que los árbitros son todos igual de malos no importa de donde vengan.

Sin embargo, un detalle quizás menor para algunos me causó más que curiosidad indignación, pensando como jugador amateur que fui y a la vez como espectador exigente que soy, pues me dio coraje ver el estado de la cancha en el Hernando Siles de La Paz el pasado sábado, donde se jugó el partido entre Bolivia y Chile. Explicaciones pueden haber muchas quizás, alguna temporada invernal severa o el viento en esas alturas andinas, pero es impresentable que un seleccionado nacional disponga un campo tan malo para un evento tan serio como la ruta mundialista. Obviamente que Bolivia no va de última en la tabla de posiciones por tener una mala cancha, pero hay cosas mínimas para pensar con aplomo en objetivos importantes como acceder a un mundial de nuevo.
Cancha del Estadio Hernando Siles, La Paz - Bolivia.

En  Colombia casualmente, estamos a solo días de comenzar nuevamente los cuadrangulares finales de La Liga Postobon I, la ansiedad se hace sentir aunque las fechas eliminatorias se hayan atravesado en la. Sin embargo, viendo que a la fiesta de los 8 pasaron 6 equipos chicos, vuelve a mi mente la preocupación de tener que ver en pleno torneo profesional, canchas y estadios que no son dignos ni de un torneo intercolegiado, tal y como ocurrió el fin de semana pasado en la capital Boliviana.

Tengo la suerte de haber jugado en muy buenas canchas en Bogotá, en Buenos Aires y hasta en Londres durante mi vida de estudiante y de haber visto cientos de partidos en el estadio El Campín, que si bien está lejos de los escenarios Europeos, se ha caracterizado a lo largo de su historia por mantener casi siempre una gramado impecable para el desarrollo y la práctica del buen fútbol, más allá que la hayan pisado figuras Azules como Bélmer Aguilar o Pacho Foronda.

Quizás por esto, me perturbo cuando cada semana tengo que ver en el noticiero del domingo, el resumen de los goles de la fecha donde se muestran varios peladeros que parecen canchas propicias para clásicos como: Presos Patio 1 Vs Guardianes del INPEC, Padres de Familia Vs Profesores, Elenco de Padres e Hijos Vs Pensionados de Catastro o Atlético Bucaramanga Vs Sábados Felices.
Para este nuevo cuadrangular los jugadores de los 8 equipos tendrán que arriesgar su integridad física otra vez cuando salten a las diferentes canchas de la mayoría de los clasificados.

Empecemos con el súper líder del Torneo, el Deportes Tolima que juega en el estadio Manuel Murillo Toro, el que en mi opinión es de los más feos del país; su cancha es irregular, siempre tiene partes sin pasto incluso dentro del área, sus tribunas son vetustas a medio pintar y para completar al comienzo de este torneo cientos de hinchas invadieron la cancha en el intermedio del partido contra Santa Fe, aún cuando es de los pocos escenarios que mantuvo las rejas en las tribunas. Alguna vez cuando era aún un niño confundido y en plenas vacaciones familiares, pasé por Ibagué camino a Armenia y al ver el estadio por fuera le pregunté a mi papá por qué tenían una gallera tan grande en esa ciudad.
Estadio Manuel Murillo Toro, Ibagué.

También está el estadio del Itagüi, el Metropolitano de Ditaires con capacidad para 12.000 espectadores, si bien su terreno de juego es digno, por razones de obvias proporciones en dicha población, hacen que la estructura del estadio solo tenga tribunas en Norte y Occidental. Un estadio de la B en la A.

El tercer estadio en cuestión es el Guillermo Plazas Alcid, su capacidad para 30.000 aficionados se opaca porque el estado de los baños, las cabinas de radio y las tribunas es deplorable, muchos periodistas se quejan abiertamente porque una parte de occidental huele a jaula; el gramado no es la excepción y sus pronunciados huecos a lo largo de la cancha son constantes. Es cierto que el implacable sol opita pueda afectar el gramado, pero el mantenimiento de dicho estadio es precario y estaría más apto para acoger en él, el reinado de la cuajada.
Estadio Guillermo Plazas Alcid, Neiva.

Otro interrogante es el estadio La Libertad de la ciudad de Pasto, una cancha donde el equipo de Flavio Rojas se hace fuerte como local, sin embargo la misma es una suma de remiendos que no le dan visualmente el mejor aspecto y su condición no es ideal para disputar fútbol profesional. El escenario de Tunja, el estadio La Independencia es de los menos malos de estos equipos finalistas, se ha construido a lo largo de los años con esfuerzo y aunque falta mucho para tenerlo de la mejor manera es aceptable, aunque ahora que la capital Boyacense tiene dos equipos en la A, las autoridades locales deberían pensar en una inversión óptima para la creciente afición futbolera del departamento.

Por último si bien Seguros La Equidad, juega en el Estadio Metropolitano de Techo Goles En Paz (nombre largo para el limitado pero rendidor estilo de fútbol del conjunto asegurador), es un escenario menor en la capital de la república pero su cancha no presenta deterioros notables para que se jueguen allí partidos de la Liga Colombiana.

En este orden de ideas, no es hora que en todas estas ciudades se inviertan recursos para equiparar sus escenarios a los ya remodelados estadios por el mundial Sub 20 del año anterior en Bogotá, Cali, Medellín, Manizales, Armenia, Pereira, Cartagena y Barranquilla? Al final no era más justo remodelar el estadio de Ibagué que siempre tiene a su amado vino tinto y oro en las finales que haber hecho en Pereira un estadio monumental para que se paseen en el todos los equipos de la B?

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