martes, 17 de abril de 2012

Teo, El Poeta Que No Sabía Leer

Esperar que un jugador de fútbol criado en un barrio pobre de Barranquilla se comportara como la gente apenas ganara unos pesos, es tan absurdo como esperar que Carolina Cruz conjugue bien el verbo To Be o que Rojas Birry se lave el pelo al menos una vez al mes.

Sin embargo, el país futbolístico si esperaba que Teófilo Antonio Gutiérrez, la naciente figura del fútbol caribeño y nacional, tuviera al menos un norte que lo consagrara como ídolo de la redonda.

El pequeño Teo nació en 1985 en un hogar de origen humilde, se inició como goleador de la segunda división del fútbol colombiano en 2006 con el Barranquilla FC. En tan solo un par de años se hizo figura con el Atlético Junior, en el torneo de primera división donde durante los primeros meses tuvo que batallar contra otros delanteros consolidados para buscar una oportunidad que le diera la titular del equipo tiburón; en el finalización 2008 llegó a 11 goles, quedando tercero en la tabla de anotaciones del rentado nacional, para el apertura 2009 alcanzó el botín de oro con 16 dianas y en el finalización 2009 queda segundo en la tabla de goleo con 14 tantos.

El 2010 comenzó para Teo con su traspaso al fútbol Turco, al Trabzonspor quien pagó por la compra de sus derechos deportivos un  poco más de 3 millones de dólares. Sin embargo el goleador pasó en blanco el primer torneo y al final del año sumó algunos goles pero no como el mismo delantero letal y efectivo venido del Caribe colombiano, empezaron los problemas de adaptación y el Barranquillero comenzó a quejarse de todo, a extrañar la comida, la música, el calor de su tierra y quien dice que no, hasta el carnaval propio de su amada arenosa, solo alegaba que debía cambiar de rumbo y pronto.

De un día para otro, hizo maletas con su familia y se devolvió para Colombia sin avisar a su club al menos por simple cortesía y sentido común, que se marchaba, simplemente decidió volar y dejar botado el trabajo sin importarle absolutamente nada. Los dueños del club turco se indignaron y comunicaron que pararían a Teo por incumplimiento de su contrato, impidiéndole jugar en otra parte y que de llegar a darse la posibilidad demandarían ante la FIFA el molesto y grosero hecho.

Teo increíblemente se sintió intocable, trastornado por su fama y con muchos euros en la cuenta, hizo oídos sordos y no fue capaz si quiera de pedir excusas al club que le dio la oportunidad de dar el salto al viejo continente; los rumores que llegaron desde La Arenosa, dejaron ver que el mismo círculo cercano del goleador lo aconsejaba mal, su familia se volvió cómplice y sus amigos adularon su deserción sin hacerlo entrar en razón, que su carrera estaba en riesgo por no poder jugar en ninguna parte del mundo fútbol profesional.

Pasaron algunos meses y cuando todo apuntaba a que la carrera de Gutiérrez había llegado a un prematuro final, apareció un grupo inversor privado de varios miembros que se hicieron cargo del problema con el equipo Turco logrando realizar una transacción para adquirir su pase, abriendo de nuevo el horizonte para la potencial figura. Paso seguido cerraron el acuerdo para que Teo fuera a jugar al Racing Club de Avellaneda, un equipo de los cinco grandes de Argentina, donde para ese entonces ya estaba su compatriota Giovanni Moreno.

En 2011, durante el clausura argentino el goleador recuperó su nivel y elevó su repertorio para hacerse en unos pocos partidos ídolo de la parcial de la Academia tornándose insignia del club. La carrera del Colombiano se recuperó, despegó y sobrepasó las expectativas, su nombre volvió a sonar en muchos países para ocupar páginas importantes en sus libros de transferencias, pero Racing quería explotar por más tiempo su magia y su olfato goleador, no obstante el costeño hizo un torneo apertura el mismo año para olvidar y comenzó a figurar más por lo malo que por lo bueno, más por temas anti futbolísticos que por los goles marcados meses atrás.

Empezó a sufrir amonestaciones y expulsiones, se peleó con rivales, provocó hinchadas adversarias y aunque marcaba goles, su rendimiento como ariete racinguista decayó notablemente; al regreso de una convocatoria suya a la selección Colombia se negó a viajar con Racing a la provincia de San Juan al norte de Argentina y días después salió expulsado en el partido más importante del torneo contra Boca Juniors cuando su equipo peleaba el último chance por el campeonato argentino contra el combinado Xeneize. El comportamiento de Teo levantó ampolla en el interior del vestuario con sus propios compañeros y la estrella comenzó a perder su brillo. 
Pelea de Teo con un compañero en un entrenamiento de Racing, 2011.
Llegado el verano 2012 el ego de Teo se agrandó sin razón y declaró que quería jugar solo en Boca Juniors o en River Plate, ofendiendo a la hinchada académica que lo respaldaba a muerte y quien lo había convertido en ídolo. Los dirigentes creyendo aún en el colombiano, le ajustaron su salario quedando como el segundo mejor pago de Argentina solo detrás de Juan Roman Riquelme, con lo que lo convencieron de seguir en el equipo.

Paralelamente Alfio Coco Basile llegó al banco técnico de Racing para buscar el campeonato esquivo desde hace más de diez años, y de paso recuperar y enderezar el camino de Teo, a quién dio su voto de confianza. En pleno torneo de verano el costeño volvió a marcar para el conjunto de Avellaneda y parte de la hincha lo perdonó tratando de dejar atrás los malos ratos. Pero desde enero Teo chocó con varios contrarios en las canchas, los agredió física y verbalmente, en lugar de aprender de sus errores, siguió inflando su ego, siendo provocador y se creó una mala fama en todo al país gaucho por sus groserías pero aún más por sus niñerías. Los rumores de una mala relación con su propio vestuario crecieron, los dirigentes lo desmintieron, pero ya se había abierto una grieta con sus compañeros y se vio a un jugador soberbio que no se arrepentía de nada, que no pedía disculpas, que no pensaba en su equipo y que además se creía el mejor del mundo.
Una de las expulsiones de Teo en Argentina.
Desafortunadamente para Racing, Teo reincidió en las expulsiones y la última, la del pasado 14 de abril en el clásico de Avellaneda contra Independiente, su archirrival histórico, terminó en un bochorno mayúsculo. Aunque la academia arrancó ganando con gol del Atlantisense, el partido acabó con un lapidario 4-1 a favor de los diablos rojos y con el otrora ídolo, expulsado de nuevo. Dicen que en el vestuario Sebastián Saja, arquero y capitán de los racinguistas increpó a Gutiérrez y llegó a golpearlo con otros compañeros por la irresponsabilidad de haberse hecho expulsar de nuevo, Gio Moreno el otro colombiano se metió a separarlos y también salió golpeado, todo fue un caos, la pelea incluyó hasta dirigentes que encolerizados y exaltados quisieron calmar su ira con Teófilo, lo que nadie esperaba es que el Barranquillero sacara de su maleta en pleno camerino una pistola de aire comprimido para amenazar a sus agresores. Intervino hasta la policía quien comprobó que el arma no era de verdad y Teo salió del estadio solo, cabizbajo y en un taxi, pues al bus del equipo no lo dejaron subir, algo insólito para cualquier persona que haya visto fútbol profesional en cualquier país.

Teo a la fecha está en un limbo, en Racing Club nadie lo quiere ver, (ni el nuevo entrenador Luis Zubeldía quién asumió el cargo el 16 de abril reemplazando a Basile), la prensa del continente lo señala como un mal elemento en cualquier equipo y aunque cualquier club se puede ver tentado por sus goles pensará dos veces en hacerse a sus servicios, ya que contratarlo es una ruleta rusa donde en cualquier momento la pólvora del díscolo delantero podría explotar al interior de cualquier otro vestuario.

El problema hoy en día, es que el delantero cafetero no ha salido a disculparse, su papá lo justificó ante la prensa, periodistas de la costa atlántica en su ciudad natal piden entender su origen para comprender sus malas maneras y su representante Efraín Pachón lo defiende ante los medios de toda América poniéndolo en el papel de víctima y no de victimario, algo inconcebible con tantos antecedentes en menos de un año.

Nadie discute las capacidades de Teófilo Antonio, es un goleador, es un jugador distinto, guapo, que no arruga y que si está en sus cabales marca diferencia y goles; lo que si se cuestiona es que él piense que por tener magia en sus pies, pueda pasar por encima de la historia de instituciones, compañeros, hinchas y periodistas. Y si bien es cierto que todos cometemos errores, éste es un momento para que el país reflexione y Pekerman, seleccionador del combinado patrio no premie a Gutiérrez convocándolo al equipo de mayores.

Tampoco nadie espera que por el origen de Teo sus maneras y sus costumbres sean dignas del palacio de Buckinghham, quizás si del palacio del colesterol, pero aquellos que tanto lo quieren y que tanto lo defienden, deberían contenerlo y educarlo, hacerlo entrar en razón para que sepa que aunque puede crear  poemas futbolisticos con sus diabluras y sus goles en el área de las 18, puede también quedar expulsado de por vida del fútbol de alta competencia, por no saber leer en su propia vida la dimensión de su talento.

2 comentarios:

  1. Es que Teofilo tiene es puro aserrín en la cabeza. Y lo peor es que hay gente que le justifica su comportamiento. Pensar que hay muchos jugadores que aprovecharían las oportunidades que este señor ha tenido

    ResponderEliminar
  2. A veces las historias se suceden de idéntica manera como en otros deportes. El boxeo podría ser un claro ejemplo de como hombres con talento llegan a ser millonarios y se marean entre los billetes. Mas allá del carácter irreverente el jugador debe siempre acordarse de sus orígenes, de sus primeros pasos para darse cuenta cuanto cuesta llegar a jugar en el fútbol de las primeras divisiones y cuantos otros quedan en el camino.

    ResponderEliminar