lunes, 23 de abril de 2012

La Monogamia Si Paga

Todo niño sueña en algún momento de su infancia con ser futbolista en dos equipos, en la selección de su país y en el equipo de sus amores. Nunca se piensa en esos tiernos años en nada mejor que vestir la camiseta del equipo del que se es hincha para imaginarse que años más tarde ese mismo niño se cansará de meter goles y un día levantará en sus manos la copa de algún importante torneo para convertirse en ídolo y salir en hombros del estadio para su casa. El que no haya soñado con ese momento o no tuvo infancia, o jamás amó el fútbol.

En los comienzos de la era profesional, los jugadores ya adultos también se debían a unos colores, a un solo escudo y a una sola hinchada; era impensado estar cambiándose de bando y el dinero era solo un factor más de la naciente pasión por la pelota alrededor del planeta. Los futbolistas en amplia mayoría tenían otros oficios en la semana, pero el domingo panaderos, guardias civiles, carniceros, albañiles y oficinistas se vestían de cortos para juntarse con los amigos del barrio y divertirse con la esférica. Así nacieron los primeros equipos, como grupos de amigos que a lo largo de los años dieron con su juego un sentido real de pertenencia a ciertos barrios y a ciertas ciudades, con lo cual también se forjaron las primeras rivalidades y los primeros clásicos.

Pero con el pasar de los años, el mundo se fue volviendo más complejo y el dinero comenzó a tomar protagonismo en el deporte y el fútbol no fue ajeno a ello. En Europa y América Latina desde los años 30, muchos jugadores se atrevieron a viajar a otros países con el ánimo de buscar mejores rumbos o simplemente por tener un espíritu aventurero dejaron atrás sus pueblos natales para explorar el mundo. Muchos argentinos por mencionar un ejemplo, hicieron fama en Italia donde se nacionalizaron luego para jugar con la Squadra Azzurra campeona de los mundiales del 34 y del 38.

A Colombia llegaron a comienzos de los años 50 muchas de las estrellas argentinas de River Plate, que por causa de una huelga de futbolistas debieron emigrar a naciones septentrionales para no estancar su carrera, fue así que Rossi, Pedernera, Di Stefano y compañía arribaron al Club Deportivo Los Millonarios, para forjar la llamada Época del Dorado, donde la consecución de varios campeonatos y un vistoso juego que alcanzó niveles internacionales, les permitió el reconocimiento incluso en el viejo continente.

Esos primeros cracks llegados de tierras sureñas fueron una especie de padres de la liga Colombiana, pues nutrieron con su magia el incipiente fútbol local que sin embargo para esos años ya despertaba toda la euforia del caso tanto en hombres como en mujeres. Y entre más años transcurrieron, más extranjeros poblaron las diferentes ligas del mundo, con lo que el tema económico cobró protagonismo, pues los equipos grandes se fijaron en la importancia de montar estructuras que apalancadas en su poder adquisitivo les permitiera conseguir refuerzos venidos de latitudes lejanas, así surgieron los primeros caza talentos que posteriormente derivarían en los empresarios y representantes de la actualidad.

Con esos antecedentes, el sueño del niño de jugar toda la vida solamente en su equipo favorito para llenarlo de alegrías y gloria fue cada vez más difícil, pues los genios de la pelota comenzaron a ser tentados desde temprana edad para irse a clubes grandes y poderosos, que con el afán de alcanzar títulos y por ende ganancias económicas, les ofrecían jugosos contratos, comodidades y una vida llena de lujo y fama, elementos que una mayoría de los casos brillaron por su ausencia durante la infancia y parte de la juventud de los futbolistas, casi todos de humilde origen en sus ciudades y países.

Es una realidad que en estos tiempos se diga que todo el mundo tiene un precio, el dinero manda en casi todas las actividades de la humanidad, el deporte no es la excepción a dicho dogma y por ello los jugadores de hoy en día se venden al mejor postor sin pena alguna, atrás quedan los ideales del amor a una sola camiseta; el vínculo con el primer equipo que muchas veces es también el equipo amado se rompe fácilmente y los contratos se vuelven lo más importante para el jugador profesional. A veces por plata pueden marcharse hasta al equipo archirrival sin sonrojarse siquiera, como lo hiciera el portugués Luis Figo, ídolo y capitán del Barcelona FC quién por dinero vendió su alma y se fue al Real Madrid para que desde entonces fuera considerado el enemigo público de muchos en Catalunya y a quién por ese episodio le apodaron El Pesetero.
Titular del Diario Marca del 1er Derby de Figo en Barcelona, como jugador del Real Madrid.
Pero a diferencia de Figo, en la televisión colombiana tuvimos el buen ejemplo de Frigo, el amigo atolondrado de Pilarica en la comedia de televisión de los años 90 Tentaciones, quién inició y culminó en dicha serie su cortísima carrera actoral en la pantalla chica, sin venderse a otro programa o a otro canal para tranquilidad de todo el país; pero mientras las estrellas futbolísticas de hoy pasan de un club a otro, yo no imagino a Daniela Franco de Padres e Hijos en su momento de más sintonía, vendiéndose al canal RCN por unos refrigerios adicionales en su contrato, para hacer de doble de Barney o de hermana de Marbelle porque talento y medidas para eso tenía de sobra, pero Ana Victoria (su nombre de pila) prefirió entregar con total fidelidad toda su carrera al dramatizado favorito de las empleadas del servicio de todo el país por más de 15 años, para retirarse después al anonimato.
Frigo y su único papel en Tentaciones.
Lo que si queda claro es que la plata manda en todos los ámbitos, para no ir más lejos, figuras como Cristiano Ronaldo, Fernando Torres, Zlatan Ibrahimovic, Sergio Agüero, Radamel Falcao García, Kaká, Arjen Robben,  Diego Forlan entre otros ya han pasado por diversos equipos y es algo normal en la actualidad.

Pero ¿no es más admirable un jugador que siempre vistió la misma camiseta? ¿Así como Ramoncito o Ramiro de la Espriella (Costeño tenía que ser) en Dejémonos de Vainas que duraron 14 años fieles a la Familia Vargas y a Coestrellas? Pienso que si es más admirable y efectivamente hubo jugadores que se la jugaron por una sola escuadra durante toda su carrera y se retiraron después con muchos títulos, pero quizás de una manera más digna respetando sus afectos y dándolo todo por la casaca de sus apegos.
Ramoncito, fiel a un solo programa de Tv por 14 años.
Cabría mencionar del Milán AC a Paolo Maldini y a Franco Baresi (el equipo retiró sus camisetas en honor a ellos para que nadie más las use, la número 3 del primero y la número 5 del segundo); Giusspe Bergomi del Internazionale de Milán; Francesco Totti y Daniele De Rossi de la Roma; Paul Scholes, Gary Neville y Ryan Giggs del Manchester United; Tony Adams del Arsenal FC; Steven Gerrard y Jamie Carragher del Liverpool; Manolo Sanchís e Iker Casillas del Real Madrid; Andrés Iniesta, Xavi Hernández y Lionel Messi del Barcelona FC (a la fecha); Sepp Maier y Bastian Schweinsteiger del Bayern Munich; Julen Guerrero del Athletic de Bilbao; Ricardo Bochini del Independiente de Avellaneda; Antonio Rattin de Boca Juniors y Reinaldo Merlo de River Plate. De todos estos hombres no hay uno solo que no sea importante, hay en esta lista (aunque hay más ejemplos) campeones de ligas locales, de Copas Libertadores de América, de Copas América, de Eurocopas, de Copas de Campeones de Europa y hasta de Mundiales FIFA.

Estos héroes dirá la historia, fueron leales a un sentimiento, respetaron su origen, retribuyeron con títulos la devoción de sus hinchas y también han tenido ingresos millonarios, pero están en un selecto grupo de hombres que ante todo fueron fieles a su primer amor, con esa monogamia por un solo equipo  escribieron en mayúscula su título de ídolos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario