lunes, 2 de abril de 2012

Cinco Centavitos de Infelicidad

Dicen que las cosas que se aprenden y se viven de niño jamás se olvidan, en mi caso tengo muchos recuerdos de la infancia y la verdad hay que decirlo, la inmensa mayoría son cosas muy alegres y muchas de ellas, tienen que ver con fútbol; por ejemplo la primera camiseta que tuve de mi equipo la cual me regaló mi papá con el 9 en la espalda emulando al ídolo del momento Hugo Ernesto Gottardi, mis primeros guayos, los primeros amigos con los que solo pensábamos en jugar fútbol todo el día todos los días, mi primer ida al estadio en un clásico capitalino con mi viejo, el primer trofeo que gané en un Intercursos en 2do de primaria y uno muy especial, el primer mundial de fútbol que vi completo y con el que llené mi primer álbum Panini, el de México 86.
Álbum México 86 - Figurini Panini.
Fueron épocas realmente buenas, el fútbol lo era todo para un niño de 7 años, el día se había hecho para jugar interminables partidos a 20 goles, o mete gol tapa, o mundialitos de penales, mientras cada uno soñaba ser más adelante el mejor futbolista del mundo como lo eran en ese entonces Zico, Platini, Rumenige, Lineker y el Pelusa Diego Armando Maradona, el Mejor Jugador del siglo.

Pasó solo un año después de ver a la Argentina del Diego coronarse campeón del mundo en la cancha del Estadio Azteca, para que Colombia empezara a escribir su propia historia en el fútbol del continente y se gestara desde ese 1987 el nacimiento de la mejor generación de jugadores que ha tenido el país; fue así como aquel equipo humilde y sin historia, anteriormente goleado por todos, empezó a meterse en los primeros lugares de América y entre los grandes como Brasil, Uruguay y Argentina, acostumbrados a tener sus lugares de honor casi que de manera permanente. La mejor demostración la dio la Tricolor en la Copa América de Argentina 1987 con la dupla Redín – Valderrama, cuando alcanzó el tercer lugar del torneo, derrotando justamente al equipo local en el partido por el 3er puesto con marcador de 1-2 y con un golazo conseguido por Gabriel Jaime Barrabás Gómez.

Desde entonces, el equipo patrio bajo la batuta de Francisco Pacho Maturana comenzó un ascenso peleado pero firme hacia el reconocimiento mundial por su estilo de juego bondadoso y estético; llegaron entonces al combinado nacional verdaderos talentosos como Carlos Enrique La Gambeta Estrada, Luis Alfonso El Bendito Fajardo, Freddy Rincón, Bernardo Redín, René El Loco Higuita y Carlos El Pibe Valderrama, el gran capitán de siempre.

El equipo adquirió no solo identidad de juego, sino pundonor y empezó a hacerse fuerte en Barranquilla cuando se jugó la eliminatoria para el mundial de Italia 90. Después de sufrir en partidos de ida y vuelta con Ecuador y el siempre difícil Paraguay, el equipo de Pacho logró clasificar al repechaje contra Israel en llave directa de eliminación, ganando el cupo a Italia con un gol de Alveiro Palomo Usuariaga en el partido de vuelta (QEPD) con el que Colombia volvió a las copas del mundo después de 28 años… y por fin pude tener a mi selección en un álbum de Panini.

Fue entonces que en mi memoria, se quedaron desde entonces otros recuerdos como aquellos que me marcaron cuando tenía 7 años, aparecieron en la escena nacional para el comienzo de los años 90, los patrocinadores de las trasmisiones vía satélite como Concasa o Pintuco y al lado el símbolo de la OTI,o las voces eternas de Adolfo Pérez (que en ese entonces si era el Joven Adolfo) y William Vinasco Ch, que aún hoy en día, sigue narrando con  caché! Ellos se convirtieron en el dúo dinámico de la televisión criolla y propagaron la pasión de todo el pueblo por la selección de mayores, inmortalizando al mismo tiempo los dichos mas ocurrentes de tan noble pareja: Qúe partidos nos tocan Compañero Compañero!, La botó por arriba del palo de mango!, Me asustastes como dice Williamcito!, Mucho toque toque y de aquello nada! Y la mejor, cuando se celebraba cualquier victoria así fuera en un partido amistoso…..Y que hoy no me esperen en la casa!!!

Sin embargo aunque la emoción crecía desbordada en pleno mundial de Italia y más cuando heroicamente se le empató a Alemania 1-1 en el tercer partido de la primera ronda en el minuto 47 del segundo tiempo, la decepción nos llegó en los 8vos de final cuando René Higuita perdió un balón con Roger Milla mientras todo el equipo estaba volcado arriba para tratar de empatarle a Camerún en el tiempo suplementario, esa fatídica jugada puso el segundo gol para el equipo africano y el juego acabó 2-1, con lo que nos despedimos de la copa del mundo.

Pero el fútbol como la vida, da revancha y llegó entonces la Copa América de Chile 91, donde el equipo de Pacho quedó de nuevo entre los 4 primeros; dos años después se alcanzó nuevamente el 3er lugar en Ecuador 93, campeonato que se hubiera podido ganar si la naciente rosca de Pacho que empezó a consolidarse desde entonces, no hubiera decido poner a Víctor Aristizabal en la semifinal con Argentina solo por ser Antioqueño, en lugar del titular José Adolfo El Tren Valencia que ya había marcado algunos goles en las fases previas del torneo, en la definición por penas máximas justamente Aristigol erró el cobro final dejando a todo el país con el grito de gloria contenido en la garganta.

A los pocos meses llegó de nuevo la eliminatoria para USA 94 y Colombia jugó su mejor ronda clasificatoria de la historia, pasándole textualmente por encima a Perú, a Paraguay y vapuleando a la Argentina del Coco Basile tanto en Barranquilla (donde además le quito un invicto de 37 partidos) como en Buenos Aires, donde le regaló a la historia del balompié, una de las goleadas mas rimbombantes con el famoso 5-0 sobre la albiceleste en cancha de River, aquel domingo 5 de septiembre del 93.
Portada Revista El Gráfico (Argentina), septiembre 1993.
Pero de nuevo tocamos el cielo y nos desplomamos sin darnos cuenta, vinieron partidos contra rivales de poca monta gestados por la propia federación como aquel en Estados Unidos con la 3ra del Milán o contra suplentes de otros conjuntos que no representaban dificultad alguna para derrotarlos sin esfuerzo y un mentiroso invicto creció engañosamente en el equipo y toda la afición. En ese momento se inundó el mercado de todo tipo de elementos promocionales con los jugadores de la selección, loncheras, carpetas, cuadernos, muñecos, pelucas, afiches y lo que fuera que se le ocurriera al microempresario de turno, fue ahí cuando todo el país parió una burbuja sin darse cuenta, dentro de ella todos creímos que íbamos a ganar el mundial, el cual tocaba jugarlo solo como un trámite necesario para alzar la copa y emborracharnos de gloria.

Para verdades el tiempo y llegó el debut, lo demás es bien sabido, en primera ronda quedamos fuera, con un dolor inexplicable, con una fiesta donde con todo comprado nadie celebró y que para completar dejó como el peor recuerdo en medio de la resaca futbolística nacional, el asesinato de Andrés Escobar.

Y si bien cuatro años después volvimos a un mundial para Francia 98, quedando de nuevo afuera en primera y mejor aún aunque en 2001 ganamos la copa América que nosotros mismos realizamos (lo más notable que hemos conseguido), la selección perdió la chispa, sus estrellas envejecieron y la ilusión se apagó de a poco. Llevamos ya 3 mundiales donde no hemos clasificado, siempre faltando un gol, un punto o lo que haga falta la última fecha, procesos repetitivos acompañados de pésimos dirigentes, con entrenadores incoherentes, unos reencauchados inagotablemente como el mismo Pacho que como Amparo Grisales se niega a envejecer, o como el Bolillo Gómez que sigue viviendo del verso y de sus amigos en varios medios de comunicación. 

Pero esto es Colombia, un país único, que cae y se levanta en medio de sus cenizas diariamente como el ave fénix, un país que puede ganarle en una tarde de inspiración a Brasil pero perder el siguiente domingo con Haití de local, un país que se dio el lujo de rechazar la sede del mundial de 1986, el mismo país que hoy sigue henchido de orgullo cada que repiten los 5 goles de aquel domingo de invierno en la cancha del Monumental de Núñez, esos 5 goles que fueron el principio del fin, esos 5 goles que desde hace 18 años han sido nuestros 5 centavitos de infelicidad……

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