viernes, 6 de abril de 2012

José, Que Bueno Que No Naciste En Cocorná

El país estaba polarizado, entre los que seguían rindiendo culto a la dupla Maturana–Bolillo Gómez y los que pedíamos a gritos un recambio con alguien competente venido de otras tierras.
Maturana, Leonel y Bolillo.
Las selecciones nacionales de fútbol llevan años tropezando por las canchas del mundo, han sido muchos más los fracasos y decepciones que los triunfos y las alegrías; y a pesar que en selecciones juveniles el balance es más positivo, en la categoría de mayores, hemos pasado vergüenzas en las tres recientes eliminatorias quedado fuera de la fiesta mundialista por no hacer respetar la casa y por no armar procesos serios con gente preparada desde el banco técnico.

Lo único que se puede rescatar es haber ganado la Copa América en 2001 cuando nosotros mismos organizamos el certamen, al cual Argentina no vino por miedo a que le secuestraran todo el equipo y otros grandes como Paraguay, Brasil y Chile tan solo trajeron equipos mixtos. En todo caso la copa quedó en nuestras vitrinas para la historia y aunque la alzó Pacho Maturana, en realidad la había gestado con trabajo hacía casi dos años Luis Augusto Chiqui García.

La selección del Pibe, el Tino, Rincón, El Tren o Higuita cumplió su ciclo y marcó su historia, pero estos ídolos envejecieron y se retiraron de la actividad profesional para darle paso a las nuevas generaciones que ya venían en cola. Sin embargo los que llegaron nunca alcanzaron el nivel de sus antecesores, no por falta de ganas sino porque simplemente sus condiciones no eran tan privilegiadas como las del equipo del 94.

Pasaron muchos jugadores que aunque cumplían con sus clubes en el exterior o el torneo local, jamás estuvieron al nivel del Mono y sus amigos. Muestra de ello era tener a Juan Pablo Ángel con los colores de la tricolor, quien se cansaba de hacer goles en el Aston Villa de la Premier League, pero que cuando vestía la casaca amarilla perdía su olfato y su efectividad dentro del área rival. Y en la misma forma, pasaron Amaranto Perea, Miguel Calero, Juan Carlos Henao, Javier Choronta Restrepo, Frankie Oviedo, Maler Tressor Moreno y el siempre protegido de la dupla Maturana-Gómez, Víctor Aristizabal, a quien ellos mismos bautizaron increíblemente como el mejor jugador del mundo sin balón, una frase tan macondiana como inaceptable.

Y como pasaron jugadores pasaron entrenadores, en la eliminatoria hacia Corea y Japón 2002, el Chiqui García fue despedido aún cuando había cumplido una campaña aceptable y para el momento de su salida, la selección estaba clasificada; sin embargo Maturana se hizo cargo y acabó por eliminar al equipo en la segunda ronda de la fase clasificatoria, perdiendo partidos claves en Bogotá, con mala escogencia de la nómina y un pésimo planteo táctico. Luego lo más fácil fue echarle la culpa a Bogotá, ciudad que si cumplió hasta la última fecha del calendario, llenando casi siempre el Estadio el Campín y respaldando a muerte en los partidos contra Argentina, Brasil y Paraguay. Pero el querido Pacho que parecía un dictador africano que se aferraba cada día más a su cargo, salió del combinado pero volvió como los malos políticos rápidamente, para dirigir a Colombia en la Copa Confederaciones donde no se hizo mayor cosa.

Maturana arrancó un nueva eliminatoria en 2003 con miras a clasificar para Alemania 2006 pero perdió algunos de los primeros partidos con Brasil y con Venezuela ambos en Barranquilla, lo que al cabo de unas semanas lo dejó al margen de la dirección del equipo siendo reemplazado por Reinaldo Rueda. El vallecaucano aunque trató de enderezar el camino y sacó puntos importantes en casa, perdió su propio pulso al final y se dejó sacar del bolsillo un partido con Uruguay en Montevideo para terminarlo perdiendo 3-2 en los últimos instantes del mismo, eso sentenció la suerte y volvieron a faltar un par de goles para aspirar siquiera al repechaje. Para los que no lo mencionan, les recuerdo que ese fracaso se dio en Barranquilla y que ese verso que repiten como radios rotos, que en la Arenosa clasificamos a tres mundiales es solo una coincidencia de haber jugado allá con la mejor camada de la historia, con ese equipo habríamos clasificado en Cereté, Paipa, Apulo o Puerto Inírida.

Para 2007 la Federación y sus directivos quisieron reorientar el rumbo con la presión de todo el país y se nombró en el banco técnico a Jorge Luis Pinto, hombre de amplio recorrido, campeón en el exterior y un estudioso del fútbol, así paralelamente le devolvieron la sede a Bogotá y la era Pinto inició su ciclo. Para su mala suerte lo hizo en la Copa América de Venezuela 2007 donde Mario Yepes e Iván Ramiro Córdoba, por mencionar solo dos líderes, le armaron sindicato y generaron la eliminación del equipo en la primera ronda, algo que no sucedía hacía muchos años con sendas goleadas incluidas. El equipo desde entonces se partió por dentro y aunque la eliminatoria empezó a paso firme, empatando con Brasil en Bogotá, con Bolivia en La Paz y con apretadas victorias nuevamente de local contra Venezuela y Argentina, en la mitad del camino se perdió el norte y al ceder puntos importantes contra rivales directos Pinto no tuvo más que renunciar al cargo al caer con Chile goleado en Santiago.

En ese momento los sabios directivos entregaron la selección a Eduardo Lara, quien había cumplido un buen papel como seleccionador nacional de las categorías juveniles, pero a quien el equipo Mayor le quedaba grande por muchas razones, el tiempo confirmó su falta de experiencia y manejo de grupo, dejando a Colombia de nuevo como espectador del Mundial de Sudáfrica 2010. Era obvio que un entrenador que lloraba por empatar un partido no transmitía mucha confianza en el grupo de jugadores ni en el país mismo.

Pero al que no quiere caldo la Federación le da hasta cuatro tazas y sin pena se nombró de nuevo en el equipo patrio a Hernán Darío Gómez (como premio a sus últimos fracasos fuera y dentro del país) quien hizo una Copa América muy pobre en Argentina 2011, ganándole solo a la Sub 20 de Costa Rica y a Bolivia, el peor equipo de Suramérica y quedando eliminados en octavos de final sorpresivamente con Perú. Pero la mala fortuna de Bolillo, a quien cogieron con las manos en la moza cuando unos malos tragos le jugaron en contra y la golpeó en la vía pública, le generó un escándalo mediático que lo llevó a dimitir del cargo semanas antes de arrancar la nueva eliminatoria para Brasil 2014. La federación que se siente bien equivocándose cada vez con mayor seguridad en sus decisiones, entonces nombró en su reemplazo a un ídolo de los 90s, el conocido Leonel Álvarez quien por su afinidad regional y laboral con Gómez no ofrecía ninguna esperanza de cambio, y que en menos de tres partidos ratificó su falta de preparación perdiendo en Barranquilla 5 puntos de 6 posibles, comienzo nefasto que lo dejó cesante en pocas semanas.

La esperanza se apago de nuevo, y Colombia que ya no admite más fracasos de repente vivió un milagroso renacer, cuando se nombro como Director Técnico del Equipo Nacional a José Néstor Pekerman, un argentino ganador de mundiales juveniles, con experiencia en categoría de mayores en el equipo albiceleste y hasta con una hija nacida en Colombia a quien tuvo, cuando él era jugador del Independiente Medellín; y si bien muchos periodistas de la cuerda de Antioquia hicieron hasta lo imposible por indultar a Hernán Darío y devolverle su trono, al final no lo lograron.
Pekerman en su debut con la Selección Colombia ante México.
Pero José ya presentó un plan serio de trabajo, ya conformó su equipo de trabajo, ya ganó el primer amistoso que jugó contra la titular de México en EEUU, y mostró un cambio de mentalidad de los jugadores y mejoró la velocidad de juego sin perder el estilo de buen trato del balón que tanto gusta en nuestro país. También ya habló de cambiar la sede de Barranquilla a otra ciudades más leales a la selección sin importar los resultados, como los son Bogotá, Medellín o Manizales, es posible que una ciudad en la altura sea la elegida; y buenos jugadores que antes no tenían chance como el mismo Falcao quien siendo el mejor del equipo chupaba banca con la dinastía paisa, han vuelto a creer en la honestidad del nuevo técnico, alguien que si hace las cosas bien como todos queremos, devolverá a todo el país la ilusión mundialista y la selección volverá a ser la de todos y no la de unos pocos. Qué bueno que José no es de por acá, porque Brasil en este momento estaría más lejos que Kamchatka. 

2 comentarios:

  1. Hola Sergio, está muy bueno su blog. Creo que le faltan imágenes en los artículos para ilustrar y enfocar el interes de los lectores. Felicidades.

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  2. Hola Gus, tendré en cuenta la sugerencia....ando justamente viendo la forma de hacer algo más impactante en el diseño pero bueno, lo iremos mejorando! un abrazo

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